¿Por qué necesitas que tu hijo "fracase"?
¿Eres como yo, de las mamás que quieren evitar a toda costa que sus hijos sufran, que la pasen mal.? ¿Te la pasas rescatándolos, llevándoles la tarea o el lunch a la escuela, saliendo a media noche a ver dónde consigues el material para el día siguiente, planchando uniformes húmedos porque olvidaron meterlos a la ropa sucia?, cuando ellos lo que hicieron fue estar pegados al ipad o Xbox todo el fin de semana?
Nos hemos vuelto papás que quieren hacerlo todo, pero sobre todo, papás que no dejamos que nuestros hijos experimenten el “fracaso”. Asociamos el fracaso a nuestra imagen como padres, a nuestra valía o competencia y pensamos que si no hacemos, somos malos padres cuando es todo lo contrario.
A veces lo más difícil del quehacer como papas, es no “hacer nada”.
Cuando permitimos que nuestros hijos vayan experimentando las consecuencias de sus decisiones o acciones desde temprana edad, les vamos regalando la auto dependencia y autonomía que se asocian a la autoestima y que les permitirá generar la resiliencia necesaria para enfrentar los retos de la vida y salir adelante.
Cuando les resolvemos todo y los rescatamos siempre, el niño no establece la conexión natural entre causa y efecto. No se hace consciente de que a toda acción o decisión hay una consecuencia natural y al no experimentarlo crece sin entender que la vida le va a presentar constantemente retos. Pero sobretodo, crece pensando que no hay nada que pueda hacer para salir adelante porque siempre hubo alguien más que lo hizo por él.
No les damos las herramientas necesarias para resolver cualquier problema que se les presente y esperamos que mágicamente cuando entran a la adolescencia sepan qué hacer y cómo hacerlo y caemos en encerrarlos en una torre porque el mundo exterior es muy peligroso y no tienen cómo enfrentarlo, o los soltamos completamente pensando que van a arreglárselas solos y si no, nosotros seguiremos asumiendo las consecuencias por ellos.
Todo es progresivo. Si a tu niño de primero de primaria se le olvidó la tarea, no se la hagas o se la lleves así la estés viendo sobre la mesa del comedor antes de salir. Deja que la consecuencia natural tome su lugar, no lo etiquetes como desordenado, irresponsable y demás. Cuando regrese de la escuela pregúntale qué pasó y siéntate con el a generar estrategias que lo ayuden a que no le vuelva a pasar.
Esto genera dos cosas:
1. Se da cuenta que no porque se le haya olvidado algo se acaba el mundo y el ya no puede hacer nada al respecto. Se hace consciente de lo que necesita hacer para que no le vuelva a suceder.
2. Se da cuenta de que el único afectado es él y que las consecuencias son en primer lugar para él, nadie más las va a asumir, así que es en el mejor de sus intereses hacer algo al respecto.
Esto se traslada en el futuro a el día que te pida el carro para ir a una fiesta.
La vida nos va permitiendo que vivan experiencias de acuerdo a su edad y madurez para que vayan aprendiendo a enfrentar situaciones cada vez más complejas. Pero cuando nos gana el “hacer” y el evitarles el “fracaso” es como si faltaran a clases y quedaran temas sin ver. Definitivamente no van a poder sacar buenas notas en la carrera de la vida.
El reto es educar para que nuestros hijos sean resilientes a los “errores” o “fracasos” y también para que sean conscientes de que a toda acción/decisión, corresponde una consecuencia positiva o negativa. También para que echen mano de su creatividad y cualidades para resolver lo que se les presente y salir adelante.
Cuando los educamos así, les damos el regalo de la auto suficiencia y los educamos para el futuro.
¿Qué tan dispuesta estás a permitir que tu hijo se haga responsable? ¿Qué tan dispuesta estás a sacar las manos y tener la paciencia necesaria para que las consecuencias naturales se presenten sin sentir que no estas “haciendo nada”.?
Comments