Lo único que necesitas para ser la mejor

¿Te gusta recibir reconocimiento? ¿Te gusta saber que eres la mejor en lo que haces? Si quieres saber que se requieres para ser el mejor en lo que te propongas el tema de hoy es para ti.

A todos nos gustaba sacar 10 en la escuela, o ganar la medalla en la competencia, o ganar en un juego, a todos nos gusta ser el mejor porque se siente bien. Cuando algo nos sale bien, podemos comprobar que lo que hacemos, aprendimos, practicamos o en lo que trabajamos ha servido a algo, nos informa que vamos por buen camino y se siente bien saber que sabemos y que podemos hacer las cosas.

Aquí lo importante es que seas el mejor para ti, para servir a tus propósitos, a sentirte como tú te quieres sentir. Cuando estás esperando solo el reconocimiento de los demás para sentirte bien con tus acciones, nunca te acabas de sentir el mejor en nada pues nunca podrás darle gusto a todo el mundo, siempre va a faltar algo. Esto es lo primero que tienes que tener en cuenta, no importa cuantos dieces te hayas sacado si nunca entendiste a que te servían y nunca lo hiciste por convicción propia.

Para lograr ser el mejor el requisito principal es que tú tengas el control de tu vida.

Cuando tomamos el control de nuestras vidas, le bajamos a las quejas pues nos hacemos responsables de la parte que nos corresponde.

Nos permite definir lo que queremos, lo que nos lleva a disfrutar más de lo que hacemos. Podemos disfrutar más de las “pequeñas” cosas pues todo sirve a algo.

Tomar el control de nuestra vida nos requieres ser flexibles y tolerantes pues tenemos claro que la vida no se adapta a nosotros, somos nosotros los que nos adaptamos a la vida.

• Nos lleva a reconocernos primero y también a reconocer a los demás.

• Nos hace enfocarnos en nuestras metas.

• Nos hace íntegros pues actuamos en congruencia con nuestros valores y los vivimos a través de lo que pensamos, decimos y hacemos.

Cuando tomamos el control de nuestras vidas, depende de nosotros hasta donde queramos llegar y qué tan bien decidimos hacer las cosas. Esto nos da la autonomía, la libertad y la capacidad de ser mejores pues dejamos la codependencia, la queja y el victimismo.

Cuando tomamos el control de nuestras vidas podemos hacer de lo ordinario algo hecho extraordinariamente bien.

Una persona en control de su vida vive más auténticamente, puede salir más fácilmente de su zona de confort pues al aceptar sus miedos se da permiso de correr riesgos calculados que lo llevan a progresar y a crecer. Una persona en control de su vida se acepta y acepta a los demás, tiene la capacidad de empatía. Ama lo que hace pues lo hace por convicción propia, esto le permite expresar sus talentos y seguir desarrollando sus habilidades. Las personas en control de su vida eligen de quien se rodean, buscan a quien les sume, aprenden de los demás.

Una persona en control de su vida define su propósito y se compromete consigo misma para alcanzarlo. Disfruta del camino pues tiene claro a dónde quiere llegar y elige por donde ir basándose en sus valores.

Así que si quieres ser el mejor en algo, comienza por hacerte del volante de tu vida. La decisión es tuya.