Lo que aprendí de mi hijo...
Me considero una veterana en el tema de las terapias, me inició mi hijo a sus dos años y al día de hoy (ya tiene 11) siguen siendo parte de la agenda semanal.
¿Y porque tantos años se preguntarán?
Todo empezó en el maternal por un posible atraso en el área de lenguaje, de ahí pasamos a problemas de lectoescritura y conducta.
Después de cinco terapistas diferentes, tests, pruebas, terapia de pareja y familiar, no había un diagnóstico del porqué no se podía resolver el problema.
No había problemas fisiológicos como frenillo o paladar hendido, no había temas como hiperactividad o déficit de atención, no había nada en el cerebro de acuerdo al electro, no había temas familiares que lo afectaran al grado de presentar estos problemas, y entonces…. ¿qué?
En el inter de uno de los últimos exámenes me tuve que ir de viaje, los niños se quedaron con mi suegra y mi cuñada, que es pedagoga, quien pasó a verlos. Cuando regresé me pregunta: oye, ya le checaste lateralidad al niño? …… Qué? No, nadie me lo ha pedido o sugerido. Chécaselo me recomendó, como que noté algo el día que le ayudé con la tarea.
Esta sugerencia nos cambió la vida y se lo agradezco infinitamente.
Me puse a investigar mientras que con la terapista en turno pedí el test a lo que me respondió que ya le iba a hacer otra prueba de neuro no se que cosa y que después vería si esa era necesaria. Después de los acontecimientos que se dieron a continuación, no volví a esa terapia.
Yo estaba decidida a que alguien me dijera que onda con eso de la lateralidad, y como en donde pones tu atención eso crece, que prendo el radio y que justo había una entrevista con una kinesióloga –Margarita Ehrensperger de CIKA www.cika.com.mx- hablando del tema de lateralidad. Me enteré en la entrevista de lo que era y acabando tomé los datos, marqué y pedí cita.
El día de la consulta, Margarita me hizo pasar, me hizo algunas preguntas y le empezó a pedir a mi hijo que realizara algunas actividades como brincar con un pie y con otro, subir un escalón, escribir el alfabeto con ambas manos, ver por un caleidoscopio, patear, lanzar y cachar una pelota, etc. Si hubiera habido una cámara grabando mi expresión, hubieran visto como mi cara y mis ojos se iban abriendo cada vez más.
Al terminar, el dignóstico (si, hubo un diagnóstico!!) fue:
-Tu hijo tiene Lateralidad mal direccionada (o lateralidad cruzada) http://www.psicodiagnosis.es/areaclinica/trastornosenelambitoescolar/queeslalateralidadcruzada/…
-¿¡Qué!?
-Si, es hemisferio derecho dominante….
-¿¡Cómo!?
-¡Tu hijo, es zurdo!
-¿Cómo si escribe con la derecha? –he de decir que tardó en definir mano par escribir, ahora referido por mi como definir lateralidad-.
-Pues si, pero debería escribir con la izquierda.
-Pero si hace casi todo con la derecha, contesté.
Mi hijo resultó no ser fácil de diagnosticar en este tema. Con lo cual me sentí -sólo un poco- menos culpable.
A lo que mi pregunta fue: ¿y eso que tiene que ver con el lenguaje, la lecto escritura y la conducta??
-¡TODO!.
Todas son actividades motrices y es como si tuvieras mal el cableado en el cerebro y lo que tiene que pasar de información al lado izquierdo del cuerpo se va al derecho y entonces el cerebro tiene que compensar cómo puede el cuerpo realizar esta actividad que esta intencionada para el lado opuesto del que la esta recibiendo. Es como si hiciera corto cada vez que quiere escribir o leer o hablar. Y entonces entendí la frustración que debía sentir por no entender, porque no podía hacer las cosas bien, por supuesto que su actitud y su conducta no iban a ser buenas.
DIOS que si me quitaron un peso de encima! Por fin tenía un porqué!??
Comenzamos con las terapias y el cambio fue inmediato.
De haber sabido esto antes, nos hubiéramos ahorrado dinero, tiempo, esfuerzo, frustraciones, roces, estrés…. Pero como el hubiera no existe, agradezco la oportunidad de aprender y crecer junto con mi hijo y confirmar que siempre hay una alternativa, que hay que cuestionar a los “expertos” e investigar más a fondo los temas que te interesen o preocupen.
El día de hoy seguimos en terapia pero desde otro lugar, la vida de mi hijo es muy diferente, encontré una escuela que sabe del tema y lo apoya, donde es un alumno sobresaliente, con una mejor autoestima y sobretodo un niño feliz.
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