Lo primero a definir de un diseño es...

¿Has comprado algo que te llamó mucho la atención porque se veía increíble, pero a la hora de quererlo usar era una pesadilla?

Te has sentado en un sillón en una tienda de muebles con una forma súper loca, con un tapiz súper original que se siente como terciopelo suave, con unos cojines que no habías visto nunca pero que es suuuper incómodo, que no te imaginas como dónde podrías usarlo, porque definitivamente para sentarte a descansar no funciona.

Cuando diseñamos algo, cuando hacemos un plan, cuando pensamos en llevar a cabo un proyecto, tenemos que pensar antes que nada, cómo vamos a hacer que funcione.

¿Cuál va a ser la función de eso que estamos pensando sacar a la luz? ¿Qué necesidad va a satisfacer? ¿Qué problema va a resolver?

Si respondemos a estas preguntas, vamos a tener una idea más definida, de cómo se tiene que ver o sentir eso que queremos hacer para que no impida su buen funcionamiento.

De qué sirve tener un plan maravilloso de construir una casa que se vea como el castillo de tus sueños, si no estamos pensando en la función de los espacios.

Como dice Steve Jobs:

"El diseño no es solo cómo se ve y se siente. El diseño es cómo funciona."

Cuando aplicamos esto al diseño de nuestros planes de vida, de nuestros proyectos, es lo mismo.

Nunca debemos perder de vista cómo van a funcionar las cosas. Y la función está en relación directa al problema que queremos resolver, a lo que queremos experimentar, a los resultados que queremos obtener, a cómo nos queremos sentir.

Entonces, cuando empieces a definir metas, date un tiempo para identificar a dónde quieres que esa meta te lleve. ¿Qué vas a obtener de ella? ¿cómo te quieres sentir con el resultado?

Esto te va a ayudar a diseñar un plan que funcione. Y cuando las cosas funcionan bien, funcionan para lo que fueron diseñadas, las disfrutamos más, las aprovechamos más, nos gustan, nos aportan beneficios, nos facilitan la vida.

De ahí que los productos diseñados por Steve Jobs sean tan cotizados, ¿o no?