¿Eres tú o te pareces a ti?
Hoy me voy a poner un poco filosófica. El tema de hoy siempre me viene una duda, de una pregunta que creo ha sido un tema que han tratado tanto doctrinas filosóficas, que es parte de del objeto de la psicología.
El buscar respuestas a esta pregunta y las preguntas que conllevan esta misma, la hemos tenido presente los seres humanos a lo largo de toda nuestra historia. Creo que hoy más que nunca, estamos dejando mucho a un lado el investigar y el tomar consciencia y darnos el tiempo para responderla. Hoy más que nunca, es súper importante saberlo. La pregunta es: ¿Quién eres tú?
Me encontré una frase de Eliezer Wiesel, escritor estadounidense, ganador del premio nobel de la paz, superviviente de los campos de concentración nazis. Que dice:
“Cuando muramos y vayamos al cielo, el creador no nos va a preguntar, ¿porqué no descubriste la cura para estas cosas? Lo único que nos van a preguntar en ese precioso momento es: ¿porqué no te convertiste en ti?”
Esta frase me mueve muchísimo, es bien dura, bien fuerte y se requiere de valor, para descubrir quién eres. Te enfrentas a muchas cosas que de cierta forma crees que no están en tu control. En este mundo moderno donde tenemos este bombardeo de tantas cosas externas de tantos “deberías” y “tendrías”, de tantas imágenes de qué es éxito y felicidad. Imágenes de qué o en quién te tendrías que convertir, son tantas expectativas tanto de gente cercana, familia, escuela, amigos, etcétera, que acabas agotada nada más de pensar quién tienes que ser para cada una de esas personas.
Hoy en día más que nunca estamos muy necesitados de reconocimiento, de que nos vean, de que sepan que estamos ahí. Buscamos sentirnos quizás de una forma no muy clara para nosotros exitosos, satisfechos, felices. ¿Por qué digo que no tenemos clara la forma adecuada para nosotros? Porque muchas veces estamos comprandonos el éxito, la imagen de éxito, o la felicidad del comercial. Nos compramos el éxito de lo que nos dicen en la familia o los amigos y no nos sentamos a pensar realmente quiénes somos.
Si yo no sé quién soy, no sé qué es lo que me gusta, no sé qué es lo que me hace feliz, es como ir por la vida dando palos de ciego, con los ojos vendados, a ver si le atino.
Siento que estamos muy cansados, muy desgastados y que nuestros niveles de satisfacción están siendo muy bajos. En un mundo donde tenemos acceso a tantas cosas, donde nunca la humanidad ha estado mejor en términos de tecnología, medicina, comodidad, estamos sintiéndonos muy insatisfechos. Creo que es por no saber poner el filtro a todo esto que me bombardean de afuera que me dice que tengo y quién tengo que ser.
Los invito a que hagamos este ejercicio de reflexión, de toma de consciencia, de reconectar con nosotros. No es fácil, nos empieza a hacer sentir incómodos, nos suena a choro.
Si tu tiene claro quién eres, eso está perfecto. Si esa sensación te está llevando a sentirte y a obtener los resultados que tú quieres, no cambies, las personas que saben quiénes son, irradian gusto, irradian autenticidad, se ve que disfrutan enormemente de lo que hacen. Transmiten su escencia o personalidad a su actividad.
El resultado de alinear tu actividad con quien eres es que te vuelves súper creativo, encuentras la motivación para seguir adelante, para encontrar soluciones, pare enfrentar retos. Pasa a un segundo término del tema económico pues sin quitarle importancia, se vuelve un resultado natural y más fácil de obtener, lo desligas de la satisfacción que te da el simple hecho de hacer lo que te da felicidad.
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