Enfrenta los conflicto con tus hijos sin perder tu paz
Eres de las que dicen no tener conflictos, eres de las que no quieren conflictos o discusiones con sus hijos. Los evitas a toda costa, no quieres enemistarte con nadie, no quieres sentir la incomodidad de ver lo que tienes que corregir en ti o en tus hijos y vas creyendo que todo esta bien. Esto nos pasa a todas, unas mas unas menos, pero todas quisiéramos evitarnos el desgaste, el estrés y las batallas con nuestros hijos. Pero si en realidad quieres hacer cambios, si tienes el valor, el coraje para entablar una “batalla”, los conflictos o discusiones y la negociación serán parte de tu día a día. Si no los vives, si no los transitas, tu trabajo se va a quedar corto.
Si no has llorado de frustración, si no te has enfrentado con tus hijos para resolver un problema, para corregir una falta, para guiar a la toma de consciencia, responsabilidad y auto determinación, si no has vuelto bueno lo malo, no saldrás victoriosa de los retos, no verás a tus hijos crecer y ser la mejor versión que puedan ser. Si como mamá no te aventuras en la zona de aprendizaje para seguir desarrollándote, no harás los ajustes y cambios necesarios para seguir adelante.
Tienes lo necesario para hacerlo, olvídate de querer quedar bien con todos menos contigo, olvídate de caerles bien a todos, de adaptarte a lo que crees que los demás esperan de ti, dejando de lado tu personalidad, tus valores, tus intereses, tus sueños, tus metas.
Tu eres única y los que te rodean necesitan de tu autenticidad. Atrévete a hablar, actuar y decidir desde lo que es importante para ti, desde tus valores. Aprende a negociar de forma asertiva y productiva para resolver conflictos, para enfrentar problemas. Aprende a vivir con la incomodidad de sentir que no vas a recibir aprobación de los demás porque que no estás haciendo lo que los demás esperan, porque tu hijo ya te puso cara y sientes que te va a odiar por llamarle la atención o hacer que asuma las consecuencias de sus decisiones o porque es más fácil dejar que siga jugando a enseñarle a ser ordenado porque que cansado es pelearte con ellos.
Define tus objetivos, establece reglas, límites, consecuencias y se congruente y consistente. Esto no se acaba hasta que se acaba y nosotras decidimos optar por la maternidad. ¿Cuál es el compromiso contigo, con tu hijo, con la sociedad? ¿Qué quisieras lograr, alcanzar a través de esta profesión? ¿Cómo puedes mejorar, aprender, seguir creciendo para especializarte cada vez más? ¿Qué es importante para ti, por qué es importante para ti? ¿Cómo puedes cambiar los resultados que estás obteniendo? ¿Qué estás dispuesta a hacer para conseguirlo?
Todas somos diferentes, todas tenemos circunstancias, valores, intereses, experiencias, habilidades, creencias distintas. Analiza tus creencias, cambia las que te están limitando, ten muy presentes tus valores para que sean tu brújula a la hora de tomar decisiones, trabaja en tus habilidades, aprende cosas nuevas y nunca, nunca te compares ni pretendas ser o tener los mismos resultados que alguien más. Compara para aprender o integrar nuevas ideas, nunca para querer ser una copia calca.
No seas tan dura contigo, no te juzgues, estás aprendiendo y no hay camino perfecto, no hay hijos perfectos, no hay madres perfectas, la vida perfecta no existe. Nadie está exento de problemas, de retos, de equivocarse. De lo que puedes estar segura es, que si aprendes a ver las cosas por lo que son, si te aceptas tal cual eres, si aceptas a tus hijos tal cual son, te va a ser más fácil encontrar las soluciones adecuadas a los retos, tu guía va a ser más eficiente, más asertiva, los resultados van a ser mejores. Porque trabajar sobre lo que quisiéramos que fuera, es trabajar en nuestra fantasía, en la irrealidad y por tanto no hay forma de solucionar algo que no existe.
Nos toca enfrentar muchas batallas y ninguna batalla se ha ganado queriendo quedar bien con todos, ningún cambio se ha hecho pretendiendo darle gusto a todos. Toma el timón de tu vida, dale dirección a tu estilo de maternidad, busca la información, consejo, apoyo, conocimientos que necesites que se ajusten a tu situación particular y no te des por vencida.
Cuando dejes de preocuparte del que dirán, de sentirte mal por “incomodar” a tu hijo, de vencer la resistencia a seguir “peleándote”, te vas a sentir más ligera, más segura, más confiada y las soluciones se van a presentar más fácilmente. Vas a disfrutar más tu maternidad y vas a tener mejores resultados.
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