¿Cómo enseño tolerancia a la frustración a mis hijos?

¿Eres de las mamás que andan como gitanas de una actividad extraescolar a otra?

Tu hija quería ballet, pero ahora quiere gimnasia olímpica pero ahora pintura, tu hijo karate, pero ahora football, pero ahora natación , pero ahora guitarra.

Ya recorriste todas las academias, equipos, albercas y nada les gusta y cada mes estás comprando materiales, uniformes y en nada se quedan.

¿Qué está pasando? ¿Qué puedes hacer para parar esto?

Como mamás, estamos escuchando a nuestros hijos, queremos permitirles hacer lo que les gusta y les llama la atención y eso esta muy bien. A muchos de nosotros, no se nos dio esta oportunidad y acabábamos haciendo actividades porque era lo más fácil, práctico o barato y no porque realmente nos gustaran.

¿Qué es lo que nos está faltando? Nos estamos olvidando de poner las reglas. Y estamos cayendo en los extremos. Es muy diferente que tú le preguntes a tus hijos qué les gustaría hacer de actividades extraescolares, a que los dejes que estén probando de todo sin un objetivo claro.

Se vale que ellos te digan que quieren pero tu trabajo como guía es darles los lineamientos y límites de cómo lo van a hacer. Las reglas las tienes que establecer tú, entonces si tu hijo tu hija quieren hacer una actividad extraescolar porque les llama la atención, tienes que establecer con ellos compromisos de hasta dónde, de cuánto tiempo tienen que comprometerse a hacerlo y que tengan una meta clara.

En mis sesiones de coaching con gente joven, uno de los principales retos o conflictos con los que se están enfrentando, es la tolerancia a la frustración, el sentir que si no tienen resultados inmediatos no siguen, no saben enfrentar retos y sienten que pierden el control. Lo que yo he identificado es que piensan que tienen que hacer toda la primera y hacerlo bien y esto creo que es el resultado justo de no enseñarles que todo en la vida necesita un proceso, que la vida es progresiva y las cosas no se dan de la noche a la mañana.

¿Que puedes hacer para aprovechar su deseo de practicar una actividad nueva para enseñarles a enfrentar el reto de aprender algo nuevo?

1. Establece una meta. Habla con ellos, hazles preguntas: ¿Por qué te llama la atención esta actividad? ¿Qué te gustaría aprender? ¿Qué te gustaría lograr?

2. Asesórate del maestro o entrenador. Partiendo de la meta que quiera alcanzar tu hijo, ¿cuánto tiempo cree que le tome alcanzar la meta?

3. Establece el plazo de tiempo con el que tu hijo se va a comprometer a practicar la actividad.

4. Revisa su avance. Pregúntale cómo se siente, qué ha aprendido, cuál es su mayor reto, cómo puede mejorar.

5. Reconoce su avance. Más que decirle lo bueno que es, pregúntale cómo se siente con su avance, permítele que se haga consciente de cómo ha logrado mejorar y cómo lo hace sentir.

6. Nunca lo compares. La competencia tiene que ser con el mismo, con nadie más. Eso le permite identificar en qué cosas tiene que mejorar con relación a cómo empezó y a reconocer todo lo que ha avanzado.

7. Permítele renunciar. Si después del tiempo acordado, el se apegó al compromiso, hizo su mejor esfuerzo y decidió que es algo que no le gusta, entonces si permítele cambiar de actividad. No olvides llevarlo a identificar lo que aprendió de este proceso. Todo en la vida nos sirve y no hay fracaso si aprendes algo. No tenemos que ser buenos en todo y para saber lo que nos gusta tenemos que probar con actividades diferentes.

Qué es lo que tienes que tener en cuenta durante todo este proceso. Los seres humanos nacemos con ciertos dones o talentos, desarrollamos habilidades, tenemos experiencias, estudios y tenemos caracterísiticas de nuestra personalidad, todo esto se conjunta en lo que yo llamo nuestra caja de herramientas. Pero esta caja de herramientas no se llena de la noche a la mañana, es importante saber que pasamos por cuatro etapas de aprendizaje

Las cuatro fases del proceso de aprendizaje segun Maslow son:

Primera etapa: incompetencia inconsciente

Es el estado cuando no sabemos algo y no somos conscientes de que no lo sabemos.

Si yo no tengo el football en mi lista de intereses, no se de que se trata y no me hago consciente de que no se de que se trata.

Segunda etapa: incompetencia consciente

Es cuando no sabemos algo pero somos conscientes de ello. Te llama la atención y dedicas recursos propios, voluntariamente o involuntariamente, (tu atención a los detalles, tiempo, tus sentidos) a ampliar la información que tienes sobre esa incompetencia y aprenderla.

Es cuando empiezas a tomar clases.

Tercera etapa: competencia consciente

Es cuando ya desempeñas esa habilidad, la has aprendido después de haber practicado mucho, pero todavía necesitas prestar mucha atención conscientemente. No eres capaz de realizarla inconscientemente. Es el típico estado en el que hemos aprendido pero no podemos hacer otra cosa a la vez.

Empiezas a volverte competente, capaz, hábil.

Cuarta etapa: competencia inconsciente

Es cuando ya desempeñas una actividad y no necesitas ser consciente de la misma durante su desarrollo. La has practicado tanto que ya la interiorizaste.

Puedes patear el balón, mientras le gritas a tus compañeros o interactuas con el público.

¿Cuánto tiempo crees que te lleve este proceso?

El reto es acompañar a tus hijos durante al menos las tres primeras etapas para que entonces decidan si es algo que les gusta, para lo que son buenos o no.

Los sentimientos de frustración, estrés o ansiedad de la segunda y tercer etapa son normales porque te están sacando de tu zona de confort y te presentan retos.

Nada en la vida se logra sin pasar por estas etapas y entre más pronto aprendan a transitarlas y a cambiar el significado que le dan a la sensación de incomodidad de sentirse mal, incapaces, incompetentes, inútiles o frustrados a verlo como aprendizaje, desarrollo, avance, mejora y entender que es lo normal y que el resultado va a ser que alcancen su meta, más preparados van a estar para enfrentar cualquier reto que se les presente. Van a tener mayor tolerancia a la frustración, no se van a sentir mal por no lograr las cosas a la primera, van a ser más resilientes, se van a estresar menos, van a ser menos duros con ellos mismos y van a ser más constantes, lo que les va a llevar a perseverar y alcanzar cualquier cosa que se propongan hacer.

¿Cómo quieres que sean tus hijos? ¿Qué te gustaría que lograran en su vida? ¿Crees que esto les puede ayudar a conseguirlo?

Prueba con estos pasos.