¿Cómo dejar de poner a los demás primero?
¿Piensas siempre primero en los otros? ¿resuelves la vida de los demás sin importar cómo te sientas? cuando te das cuenta ¿tú siempre te dejas al final con lo que sobró, con lo que se pudo?
Muchas personas estamos educadas para pensar siempre primero en el otro, ya sea un tema cultural o religioso, parecería que el pensar primero en el otro te da puntos, te hace ser más valioso, pero esto es algo que siempre regresa a cobrarnos la factura y que no garantiza que lo que haces por los demás sea realmente positivo o valorado.
Queremos resolverle la vida a los demás, nos enganchamos con sus problemas, nos dedicamos a tratar de mejorar sus vidas sin darnos cuenta que nosotros, nuestra identidad, nuestras necesidades, se van borrando en el camino.
Pensamos por otro lado, que ponernos primero es ser egoístas, ególatras, soberbios y por supuesto nos importa mucho como nos perciban los demás.
Para este tema, el ejemplo de las medidas de seguridad en el avión me parece maravilloso.
Siempre que te subes a un avión, dentro de las indicaciones para las medidas de seguridad, te informan que, en caso de una descompresión en la cabina, van a salir unas mascarillas de oxígeno del techo. Te indican que lo primero que tienes que hacer, sin importar quien vaya junto a ti, es ponerte tu mascarilla para poder respirar y que, ya que te la hayas puesto, entonces sí, puedes ayudar al de junto.
Esto me parece que debería ser el principio que nos rija en cualquier otra circunstancia de nuestra vida pues hace todo el sentido.
Si estoy en el avión y por querer ayudar a otro no me pongo primero mi mascarilla, las posibilidades de que acabe no ayudando al otro y muriéndome yo también por la falta de oxígeno son más altas. En cambio, si yo me atiendo primero, es más fácil que pueda brindar una ayuda adecuada y eficiente a alguien más.
Visto de esta forma, el ocuparnos de nosotros primero, no nos hace egoístas, ni soberbios ni nada de esas cosas, al contrario, nos permite estar en una mejor posición para aportar a los demás.
Muchas veces elegimos ayudar primero a otros porque no sabemos qué hacer con nosotros. Se vuelve más fácil vivir a través del otro, validarnos, sentirnos útiles, sentirnos en control, si nuestra atención está en los demás.
Lo primero que tienes que hacer para dejar de poner a los demás primero es voltearte a ver a ti mismo.
Esto no quiere decir que no puedas ayudar a los demás pero cuando lo hagas, comienza por observar lo que realmente necesitan, a escuchar para entender, no para contestar, a estar dispuesto a abrir tu corazón para realmente ver y reconocer a la persona, esto es lo que para empezar, la mayoría necesita de nosotros.
Aprende a identificar las cosas que te dan felicidad, prioriza las cosas que te dan dicha y alegría. Una persona que es feliz por sí misma puede ayudar a otra mejor que una que basa su felicidad en lo que obtiene de los demás.
A veces lo más difícil, es no hacer nada. No le robes a la otra persona su autodeterminación, no le robes de experiencias que lo van a hacer crecer queriendo resolver y controlar todo con el pretexto de que tú sabes lo que es mejor y cómo hacerlo mejor que él. Mantente a su lado, acompaña a la persona, dale aliento, guía si la solicita, pero permítele vivir la experiencia, encontrar su camino respetando su proceso.
Estas son algunas formas en las que dejas de poner a los demás primero pero puedes seguir sintiéndote de ayuda.
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