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¿Castigas o te castigan en tu relación de pareja? Consecuencias y cómo evitarlas.

¿Te han negado afecto? ¿Le has aplicado la ley del hielo a tu pareja? ¿te evitan, se van a dormir al sillón? ¿has saboteado sus planes? ¿pides ayuda y hacen como que se les olvida?





Ya sea que te haya pasado o que tú lo hayas hecho, todos estas son formas de castigar a tu pareja, hoy vamos a hablar de cómo los castigos afectan tu relación y qué hacer para evitarlos.


Cuando nos casamos partimos de la base que lo hacemos con una persona adulta que es responsable de sus actos y las consecuencias de las mismas. No tendría que existir el castigo, pues idealmente deberían haber otro tipo de herramientas para lidiar con los conflictos, los problemas y las emociones que no cayeran en el recurrir al castigo como una opción.


El castigo en la pareja se presenta cuando uno de los dos hace sentir mal al otro cuando considera que hizo algo que no fue correcto o que lo hizo sentir mal. Pensamos que tenemos que darle una lección, una cucharada de su propia medicina pensando que esto va a evitar que lo vuelva a hacer y que castigarlo va a hacer que el malestar emocional y la conducta no aprobada desaparezcan por arte de magia.


¿Por qué tenemos este tipo de reacción? Como siempre tenemos que empezar por entender por qué hacemos lo que hacemos.


Este tipo de conductas en las que sentimos que tenemos que castigar al otro vienen de necesidades no atendidas. En este caso puede estar ligado con la necesidad de seguridad, de confianza, estabilidad y cuando el otro hace algo que no satisface una necesidad, sentimos miedo, incertidumbre, todo ligado con expectativas no cumplidas de cómo pensamos que deberían ser las cosas y nuestra reacción va encaminada a intentar controlar lo que pasa y una de las cosas que creemos que puede servir para controlar y evitar que vuelva a pasar es castigar al otro, pero el castigo en la pareja puede ser muy dañino para la relación.


Cuando recurrimos a castigar a nuestra pareja lo primero que pasa es que bloqueamos la comunicación, actuamos de forma unilateral sin tomar en cuenta al otro, en vez de trabajar con la raíz del problema, el castigo aumenta la desconexión y por lo tanto el distanciamiento con tu pareja lo que genera más situaciones que te hacen sentir sin control, se hace como una bola de nieve que solo sigue creciendo.


Cuando castigamos a nuestra pareja las consecuencias negativas son para ambos, pues ambos se sienten heridos, solos, incomprendidos. Se pierde el equilibrio pues parecería que uno quiere dominar al otro y en una relación de poder, no hay cabida para el trabajo en equipo. El castigo afecta la confianza y genera conductas en las que uno se quiere desquitar del otro porque se la debe y el ciclo no termina.


Si estás casada con una persona adulta, en la que confías con la que puedes aprender a comunicarte, el castigo no debería existir. No es alguien que no puede entender lo que pasa, ni entender que las acciones tienen consecuencias o que no puede empatizar con tus necesidades y emociones o establecer un diálogo en el que puedan entenderse y modificar conductas negociando para satisfacer las necesidades de ambos.


En vez de castigar empieza por trabajar en identificar tus necesidades, si no sabes qué necesitas no vas a poder pedirlo.

Mejora tu comunicación para que puedas expresar lo que necesitas de forma asertiva.


Elige evitar el castigo para encontrar otras formas de corregir lo que no te gusta.

Recuerda que nadie hace las cosas bien a la primera, reconoce el esfuerzo del otro por modificar conductas y recompénsalo.


Refuerza las conductas positivas.


Elige el amor sobre el dolor, el castigo solo genera más dolor y malestar para los dos.


Apóyate en la empatía y compasión por el otro sabiendo que nadie es perfecto, empezando por ti.


Expresa tus emociones, tus necesidades, las cosas que no te gustan de forma asertiva, responsabilizándote de ellas. No todo puede ser como a ti te gustaría, como tu quisieras, no podemos controlar la conducta del otro pero si podemos controlar cómo reaccionamos ante ella.


No culpes al otro de tu estado emocional, recuerda que lo que el otro hace puede ser el estímulo, pero nunca la causa de lo que sientes.


Proponte tratar a tu pareja con amabilidad, desde el amor que le tienes, desde la empatía y tolerancia que te permite entender que nadie es perfecto, que todos cometemos errores, elije reforzar sobre castigar, elije comunicar a esperar que te adivinen.


¿Cómo quieres que se desarrolle tu relación? ¿Quieres seguir castigando y sufriendo las consecuencias de esta acción o crees que cambiar esta forma de buscar mejorar las cosas puede tener más beneficios tanto para ti y como para tu relación?

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