Aprende a escucharte en 7 pasos

¿Cuántas veces te has dado cuenta de que hay una voz interna que te habla? ¿Te has detenido a escuchar lo que te dice? ¿Eres consciente de si tu voz interna trabaja para ti o en tu contra?

Esta voz interna es la que nos está dando indicaciones, la que nos reconoce o critica, la que le da voz a nuestras creencias, a través de juicios, etiquetas, etc. Si no estamos conscientes de todo lo que nos estamos diciendo, no podemos cambiar estos discursos internos por otros que trabajen a nuestro favor, que nos ayuden a conseguir lo que queremos, que nos ayuden a cambiar creencias que nos limitan.

¿Cómo escucharte?

1. Hazte consciente de todo lo que te dices. No lo analices, no quieras cambiarlo en este primer paso ni te recrimines por lo que sea que te estés diciendo.

¿Qué te dices ante los problemas y las oportunidades?

2. Escucha lo que se dicen los demás. Pon atención en lo que se dicen acerca de ellos mismos, de sus sentimientos, etc. Esta es la forma más rápida de darte cuenta de lo poco productivo que es el discurso negativo. Solo observa, no digas nada.

3. Escucha las “opiniones”. Las opiniones tanto nuestras como de los demás por lo general reflejan las creencias de cada quien o las de otros en el caso de que no tengas creencias propias.

4. Has una lista de las cosas que identificaste que te dices. ¿Cuáles son los temas o frases que más te dices?

5. Identifica que es tuyo de lo que viene del discurso mediático. ¿Cuáles de las cosas que te dices vienen de influencias externas, como publicidad, radio, televisión, discursos políticos, religiosos, etc.? ¿Cuántas de las cosas que identificas como influencias externas haces porque te sientes “obligado” ha hacer?

6. Hazte responsable. Ya que tienes claro lo que te dices y lo que es influencia externa, decide que si te sirve, qué suma y está alineado con tus metas, con lo que quieres conseguir, con los cambios que quieres hacer. Los autodiscursos no son buenos ni malos, siempre se pueden modificar o reemplazar por uno que funcione mejor. El control lo tienes tu, cuando sabes cómo funciona tu discurso interno y de donde viene puedes hacer los cambios que tu decidas.

Si te dices que no te puedes levantar temprano por las mañanas, y esto te genera problemas y malestar, ¿cómo puedes cambiar esta programación?

“Yo elijo despertarme temprano porque me gusta que mi mañana sea tranquila y productiva”, esta podría ser una opción que trabaje más a tu favor.

Cualquier autodiscurso se puede cambiar siempre por otro.

7. Checa que tu autodiscurso tenga las siguientes características:

-Que este en tiempo presente: piensa en lo que te dices como si ya lo hubieras conseguido. Evita la palabra no.

-Que sea específico Que tenga detalles, Que cubra todas los aspectos posibles del tema que quieras cambiar.

-Que sea práctico: lo puedes recordar fácilmente, usas palabras sencillas. Es realista?

-Que sea personal: que sea congruente con quien eres y lo que quieres cambiar. Se honesta identifica y evita repetir patrones que te han detenido en el pasado.

-Que te presente retos: que te ayude a crecer, que te saque de tu zona de confort.

Aplica los pasos a cualquier cosa que te estés diciendo, lo más importante es aprender a escucharte para que puedas identificar lo que te dices y entonces puedas hacer los cambios o ajustes que consideres necesarios.

Nuestra voz interna nos está constantemente programando, condicionando, motivando o limitando. Tu tienes el control sobre ella, hazla que trabaje para ti no en tu contra.

¿Qué tan fácil te resulta escucharte?

¿Qué es lo que más te dices en un día?

¿Cómo puedes replantear eso que te estás diciendo para que sea productivo?

Nos vemos la próxima!