5 pasos enfrentar los cambios

¿Qué tal cuando te das cuenta que algo no te funciona y que tienes que cambiar un hábito (comida, ejercicio, orden) o alguna actitud o lo que sea que ya no te sirva?

En general, el cambio no se nos facilita. Como dirían somos “animales de costumbres”. Pero cambiar es muchas veces, sinónimo de crecimiento, adaptación y mejoría. El cambio te permite llegar a nuevos lugares, te facilita alcanzar tus metas.

¿Has notado qué te pasa cuando tienes que cambiar algo?

Yo he notado dos cosas:

1. Me asusta el cambio, me hace sentir incómoda y empiezo a justificar el porqué no debo cambiar.

2. Me emociono, me lanzo a la aventura con confianza sabiendo que es para mejor.

También he comprobado los resultados:

1. Cuando resisto el cambio, invariablemente sigo aburrida, obteniendo los mismos resultados en mi conocida zona de confort, atorada con los mismos tema, frustrada, buscando culpables a quien pasarles la responsabilidad.

2. Cuando me he decidido a hacer el trabajo de cambiar, la confianza, el crecimiento y la aventura me generan la inercia y motivación necesarias para seguir. Aumentan mi emoción e invariablemente favorecen mi desarrollo y por tanto mi crecimiento y bienestar.

¿Cómo hago para lidiar con la ansiedad o miedo que van ligadas con la idea de cambio?

1. Claridad. Escribo lo más detalladamente posible qué es lo que quiero cambiar. Por qué ya no me sirve, que quiero obtener de este cambio. Trato de ser muy específica y realista.

Por ejemplo; no voy a pedir cambiar mis hábitos deportivos y correr un maratón en una semana, si nunca he salido a correr.

2. Anticípate a los “problemas”. Aquí no se trata de tener un control absoluto sobre lo que podría ir mal. Con tu meta en mente piensa que “contratiempos” inmediatos se podrían presentar.

Haz una lista y soluciónalos antes de empezar.

Ejemplo:

Si quieres empezar a hacer ejercicio, un “problema” podría ser que no tienes tenis. Pon esto en tu lista y resuelva cuándo los vas a ir a comprar.

3. Pasos de pollito. Mi meta (el cambio) lo divido en pasos pequeños, realizables, concretos que me van a ser más fáciles de dar. Estos “pequeños” pasos me van a llevar a un cambio mayor. Es más importante que vayas viendo progreso a enfocarte en llegar de forma “perfecta” y a la primera a tu meta.

Tus pequeños pasos (cambios) te motivan a seguir adelante.

Ejemplo:

Si quieres cambiar tu hábito de no hacer ejercicio a ejercitarte regularmente, empieza por establecer una hora para hacerlo, ponte tu ropa deportiva a esa hora. Avanza cuando puedas ese día. El simple hecho de vestirte para empezar, te llevará al siguiente paso.

No pienses en hacer dos horas de ejercicio el primer día.

4. Aumenta tu confianza. Define qué vas a hacer, cuánto de eso vas a hacer y cuándo. Palomea lo que vayas cumpliendo. Esto te comprueba que vas por buen camino y aumenta tu confianza en tu capacidad para lograr el cambio.

5. Busca apoyo. Un grupo de apoyo, quien te ayuda o asesore, te escuche o te mantenga comprometido con tu meta (puede ser un coach), siempre es importante. Busca grupos o personas que realmente te motive, que te digan cómo si, no cómo no lograrlo.

El cambio no es fácil porque implica movernos de lo que conocemos.

Tenemos que ser consistentes y perseverantes para lograr cambiar un hábito. La medida que se maneja comúnmente para establecer un nuevo hábito son 21 días.

¿Se te hacen muchos?. ¿Cuánto tiempo llevas con el hábito que quieres cambiar?, ¿años?, ¿meses?.

Mantén en mente tu por qué, eso es muy importante y recuerda: un paso a la vez teniendo en cuanta que lo importante es avanzar, no ser perfectos.

Nos vemos la próxima semana!